DE LA HISTORIA


Las Alturas de Simpson.

Miguel Failde

125 años del estreno del primer Danzón.

Fue instituido como el baile nacional de Cuba hasta los años 20. Su nombre es una muestra mas del "tremendismo" tan afín a los cubanos:  la Contradanza Cubana, al adquirir  caracteres cada vez mas criollos y afroides se convirtió en Danza Cubana; luego esta, al aumentársele el tiempo asignado para el baile, al crecer en sus formas, se transformó, lógicamente, en ¡DANZÓN!...

El estreno y su entorno

 

 El primero se estrenó el 1 de enero de 1879, en el Liceo de Matanzas, la ciudad de su autor, Miguel Faílde, mulato, cornetinista y músico de envidiable talento, que, al frente de su orquesta típica, de viento, no hacía mas que confirmar una de las razones por las que esa capital de provincia, situada unos 100 kilómetros al este de La Habana, fuera proclamada en 1860 como La Atenas de Cuba.

 

 Atravesada por tres ríos que desembocan en su bahía abierta, Matanzas ha sido, desde su fundación el 12 de octubre de 1693, cantada por poetas, pintores y músicos, cuna de grandes artistas ella misma, y célebre por las tertulias literarias, el desarrollo del teatro, la temprana introducción de la imprenta, su Biblioteca Pública, su Liceo y por instituciones de la dimensión de su Teatro Sauto.

 

Es en este marco en el que Failde estrena el Danzón, produciendo entre los bailadores un impacto extraordinario. El músico es elogiado y obligado a repetir la pieza, llamada Las Alturas de Simpson, como homenaje a uno de los barrios mas populares de la ciudad.

De raíces viajeras.

 

Pero el Danzón tiene sus antecedentes en una suerte de viaje iniciado años atrás por el country dance, la danza de campo oriunda de Inglaterra, que en el siglo XVII emigró a Francia con el nombre de contradanza.  Es la contre dance la que llega a Cuba, por tres vías distintas: una, directamente de las cortes de España, otra, con los barcos ingleses que tomaron La Habana en 1762 y la tercera, tal vez la mas influyente, a través de los colonos franceses y sus sirvientes que llegaron a las regiones orientales de Cuba huyendo de la guerra de independencia en Haití.

 

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Una vez en Cuba, y como consecuencia de esa incontrolable necesidad de asimilación que siempre ha caracterizado al músico cubano, la contre dance, sufriendo un proceso de criollización paulatina, se transformó en la ya nombrada Contradanza Cubana.

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Nacimiento y continuidad.

 

 

A finales del siglo XVIII, en Cuba, las Contradanzas y Danzas eran bailes obligados en la sociedad de la época. Un grupo de amigos de Miguel Failde, admiradores de su talento, le pidieron que creara una música  que tuviera un tempo mas sosegado para bailar. Desde ese momento el Danzón dominó el escenario musical en Cuba.

 

Posteriormente el género continuó desarrollándose y, en 1910, el  director de orquesta José Urfé, compuso  "El Bombín de Barreto", primer Danzón con una parte más movida llamada "montuno", lo que propició que la coreografía tradicional, algo rígida,  fuera sustituida por una más abierta.

 

El Danzón, haciendo homenaje a su naturaleza viajera, tomó a continuación carta de naturaleza en México y otras regiones del mundo, donde los distintos músicos lo cultivaron y enriquecieron.

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"A sus pies , Majestad"...

 

Son incontables los compositores que han aportado al género y a la historia de la música cubana piezas de la dimensión de "Fefita", del propio Urfé, "Tres lindas cubanas", "El barbero de Sevilla" y "La flauta mágica", de  Antonio María Romeu, "La mora",  de Eliseo  Grenet, y el mas grabado de todos: "Almendra" de Abelardo Valdés.

 

125 años después del estreno de “Las Alturas de Simpson”, la serena cadencia del Danzón, su aristocrático hálito y su erotismo, refinado y sutil, continúan sorprendiendo a quienes lo escuchan.  De Miguel Failde a Paquito D’Rivera, de Antonio María Romeu a Pedro Luis Ferrer, de Barbarito Diez a Gloria Estefan, no existe prácticamente un músico cubano que no haya sucumbido a los encantos  de esa música sugestiva, insinuante, en la que coquetean y conspiran las cortesanas maneras de una afrancesada Europa con los caribeños vapores  del aguardiente y el seductor aroma de la guayaba.

 

Rubén Aguiar Muñoz, enero, 2004

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