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Nº 1

Noviembre 

de 

2007

 

 

Espacio para la POESÍA en el MAGAZÍN de YENYERE

 

Los VERSOS

RUBÉN AGUIAR DÁVILA

1)  Yo sólo canto a la sombra
de la noche campesina
donde el farol me ilumina
y la soledad me nombra.
Yo canto donde se alfombra
de vegetal mi tonada
donde se queda grabada
en la espiga y en los tallos
y la repiten los gallos
que cantan de madrugada.


 

2) Allá donde duerme El Pan

y El Palenque se amontona,

al sur, como en una zona

pedregosa suya, están

las sustancias que al San Juan

le faltan, acumuladas.

Pero hay más, allí, sembradas

sin fruto, también mis huellas

en su nido sin estrellas

sollozan desamparadas.   


 

3)  ¡Oh, Campo! donde nací,

cofre de flor y de esencia...

cuantos rasgos de inocencia

tengo sembrados en ti.

Entre tus verdores, fui

espiga de un fruto sano...

¡Oh, Campo! en este lejano

recuerdo de tu belleza

guardo toda la pureza

que se desborda en tu llano.


 

4)  Pintoresco en tu atavío

de fertilizada alfombra,

cúbrete, del sol, la sombra

lateral del lomerío.

Te anega de aguas el río

que desemboca al San Juan...

¡Oh, Campo!  como se van

desatando mis antojos,

cuando contemplan mis ojos

las dimensiones de El Pan.


 

5)  ¡Oh, Campo!  de tu hermosura

tengo más que tu verdor;

tengo recuerdos de amor...

¡Oh, Campo! ¡cuánta ternura!.

Tengo toda la dulzura

de la adoración filial...

¡Oh, Campo!  en el pedestal

de mi abnegado cariño

vuelvo de nuevo a ser niño

envuelto en azul pañal.


 

6) ¡Oh, Campo!,  tengo virtud

para ahondar en tus raíces,

por mis recuerdos felices

de niñez y juventud.

Sueño azul, que la quietud

de tu valle me ofrecía.

¡Oh, Campo!,  mi poesía

es alma de tus cosechas

que va desandando fechas

de la adolescencia mía.


 

 

PEDRO LUIS FERRER

He olvidado la última palabra

del hombre entristecido que hubo en mí;

y en su lugar he puesto en mi memoria

lo más hermoso y tierno que viví.

.......................................................

He regresado al pan de las estrellas

que me guiñan el cielo con su amor

y con este alimento bebo un trago

y brindo por la suerte de mi flor.

........................................................

Pongo el mantel bajo la luz pequeña

donde mi madre escoge arroz y canta

mostrándome la piel de su garganta.

...........................................................

Y es como si llegara una cigüeña

con mi cuerpo desnudo, madre santa,

y volviera tu sangre a ser mi dueña.

Está de parto el cielo en este instante.

Se hará el milagro de la poesía.

Por fin Santa Isabel hará en su día

la magia de un camino al caminante.

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Mis piernas de poeta no han podido

llevarme al verso que en el alma espera:

preciso ha sido que hasta mí viniera

la inexplicable sombra de un latido.

...........................................................

Alguien toma mi mano y hace el verso,

escribe el fuego ignoto que destella,

reúne en mi interior el Dios disperso.

.....................................................

Mi mano dirigida hace una huella,

dibuja en esta hojita el universo.

Quizás la virgen derribó una estrella.


AY, MARIPOSA

Mariposa, me retoza
la canción junto a la boca
y tu imagen me provoca
florar en ti, mariposa.
Un lamento me reposa
como un mar de juramento:
en tu figura yo encuentro
la existencia de las flores
porque perfecta en amores
te siento como un lamento.

 

Mariposa, cual llorosa
canción que en ti se hace calma,
vienes calmándome el alma
con tu volar, mariposa.
La libertad de una rosa
es vivir en la verdad.
Bien sé que hay felicidad
en cada flor que te posas:
me lo dijeron las rosas,
       eres tú su libertad.   

 

Tu paz me llena, no hay pena
que pueda acabar contigo:
el amor es un amigo
que trae paz y que te llena.
Por mi aliento, cada vena
que por el cuerpo presiento
es como un sol que no intento
apagarlo con tristeza
porque pierde la belleza
      del amor y del aliento.   

 

Soy tu amigo, soy testigo
de cómo sin daño vives:
eres la paz, tú persigues
al que te mata al amigo.
En tu dulzura me abrigo
y entrego mi mente pura:
así la vida me dura
eternamente la vida
y no hay una sola herida
que no te tenga dulzura.


Ay, mariposa,
contigo el mundo se posa
en la verdad del amor:
sé que en el mundo hay dolor,
pero no es dolor el mundo.


ALFREDO ZALDIVAR

Soy un tauro perdido

Pero no eran los perros el peligro,
pero no era el peligro ni era el miedo,
tan sólo la inclemencia,
una swástica sobre la sagrada escritura de mi casa.

Y el oráculo vino para ratificarlo;
no eran perros ni bestias ni figuras.

Los perros lamerían mis llagas
cuidarían los pastos
cuidarían.

No eran perros ni bestias ni hombres eran
los que abrirían mi pecho para saciarse
y no se saciarían.

Molestan las posturas de mis huesos:
acojo a mis hermanos,
buscamos pedazos de cristales a la orilla del mar
para alumbrar la casa;
pongo las hojas de la siempreviva en su pared de luna.

Soy un Tauro perdido.
No encontrarán mis cuernos,
no estuvieron jamás sobre mi frente
                   nunca se han extraviado.          

Los que vieron mi estrella,
los que hallaron alguna luz entenderán cualquier pequeña alevosía,
tendrán el sacrificio de la res,
mas nunca en sus costillas
el dolor de los tarros escindiendo sus pechos.

Soy un Tauro perdido.
No escarbaré la tierra,
no cerraré los ojos para atacar al hombre,
no confundo la sangra con el banderín rojo del torero,
sé deslindar la guerra de los juegos,
no amaré la embestida.

Cuento los días en que me devoran
y no son más que los que me deslumbran.
Pretendo una muchacha en el sitio más alto del zodiaco.
Soy un Tauro perdido. Otro error del horóscopo.

El toro arisco de mi tiempo avanza;
suena el río, trae algo.
Yo estoy dentro del agua, arriesgo el cuello.

Sólo dentro del agua el tiempo pasa.
Sólo dentro del agua el tiempo es tiempo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los POETAS

RUBÉN AGUIAR DÁVILA

(Matanzas, Cuba, 1929)   (web)

PEDRO LUIS FERRER

(Yaguajay, Cuba, 1952)

 (web)

ALFREDO ZALDIVAR

(Holguín, Cuba, 1956)

AGUSTÍN CAMACHO

(Madrid, España, 1962)

RUBÉN AGUIAR MUÑOZ

(Matanzas, Cuba, 1961)