En
tu infancia, tu familia tuvo que
abandonar el país, ¿por qué?
Fue
una situación curiosa. Mi
padre estaba a punto de recibir una
promoción profesional
importante. El estar
residiendo en aquella época en la
Cuba del comienzo del triunfo de la
Revolución y el cambio tan radical
que ello produjo en la propiedad
privada, hizo que la promoción de
mi padre se viera
precipitada. El gobierno
intervino la empresa en la que
trabajaba mi padre y nos vimos
abandonando el país camino de
Detroit (USA) a un destino temporal
preparado por su compañía
mientras organizaba nuestro
traslado a España.
¿Echaste
de menos tu país?
Curiosamente
nunca he tenido esa sensación de
echar de menos a mi país. Al
salir me encontré con muchos
obstáculos que demandaban toda mi
atención, aprender inglés,
enfrentarme a comportamientos muy
distintos a los míos, nuevas
costumbres, hábitos. Creo
que no tuve tiempo para pensar en
el pasado. El mundo que se me
desvelaba en toda su grandeza ante
mis ojos fue superior al
sentimiento de nostalgia.
Poco después aterrizamos en
España y muchas de las costumbres
eran similares a las que había
conocido en mi país con lo cual
volví a sentirme bastante seguro.
¿Cuáles
consideras tú que son las ventajas
y desventajas de crecer rodeado de
jóvenes de distintas
nacionalidades?
La
gran ventaja es que te enfrentas a
puntos de vista y situaciones en
las que antes no te has visto
involucrado. Ello te lleva a
pensar que, quizás, tú no llevas
siempre la razón, que hay otros
argumentos, igualmente válidos y
distintos a los tuyos, que enfocan
las situaciones de una manera que
jamás se te habrían ocurrido o
que hubieses pensado que no serían
aplicables en tu entorno. Ello te
lleva a ser más tolerante, más
comprensivo y a desarrollar una
actitud de consenso en la que debes
ceder parte de tu razón y admitir
parte de la de otros. Eso,
ciertamente, es difícil ya que
requiere afrontar las cosas con una
amplitud de miras y un respeto que
cuesta conceder. Es una
situación para la que no basta con
ser demócrata, hay que ser algo
más y, sobre todo, poner mucho de
tu parte.
¿Desventajas?
Personalmente creo que
ninguna. El problema no
reside en las diferencias sino en
cómo se abordan. Si dejamos
que el racismo, las religiones
intransigentes, la avaricia, la
envidia y el odio guíen nuestras
acciones, entonces nunca podremos
aprender y beneficiarnos de lo
bueno que hay en las diferencias y
nos convertiremos en seres
bidimensionales sin ninguna
profundidad intelectual ni
espiritual.
¿Encontraste
muchas dificultades para aprender
inglés? ¿Cuándo comenzaste
a aprender el idioma?
Fue
muy frustrante al principio ya que
mi conocimiento de la lengua era
escaso y limitado a pocas frases y
palabras. Además, me
encontraba en un país y una zona,
Detroit, donde nadie hablaba mi
lengua con lo cual, la ayuda era
inexistente. La ventaja es
que me enfrenté a esa situación
con diez años de edad y a esa edad
cualquier persona es capaz de
aprender otro idioma en tres
meses. Al menos ese fue mi
caso y lo aprendí de la misma
forma que aprende un recién nacido
a hablar. Hoy en día lo más
difícil para mí es traducir del
inglés al español o viceversa
porque no aprendí de un idioma
hacia el otro como suele ser la
costumbre, sino que cada idioma se
me grabó de forma independiente.
¿Cuáles
eran tus asignaturas preferidas en
el colegio?
Mis
preferidas eran las matemáticas y
la literatura. Con el resto
siempre mantuve una lucha feroz
contra el aburrimiento.
¿Cuándo
te diste cuenta que disfrutabas
escribiendo? ¿Sentías que
tenías un talento natural o
tuviste que emplear muchas horas en
perfeccionar esa habilidad?
Empecé
a escribir "en serio" a
los diecisiete años. Por
entonces escribía muchas poesías
y las recopilaba en pequeños
cuadernos que aún conservo y que
suelo leer de vez en cuando.
Luego me fui atreviendo con
pequeños ensayos y relatos e,
incluso, empecé una pieza de
teatro. Desafortunadamente,
se quedaron sólo en meros
ejercicios literarios porque
carecía de los conocimientos
técnicos para progresar.
Algún día volveré sobre ellos
para revisarlos y ver si se puede
sacar algo que merezca la
pena. ¿Talento? El
talento es como un gen que tenemos
oculto que ningún científico es
capaz de detectar. Ese gen se
manifiesta de repente pero no deja
de ser un diamante en bruto.
Si no se invierte en estudio y
atención nunca se podrá
desarrollar y perfeccionar.
No basta con leer muchas piezas
literarias ni quedarse en el
resultado de rellenar hojas a los
impulsos de la imaginación.
La imaginación es únicamente el
detonante. Luego hay que
volver sobre lo escrito y emplear
muchas horas revisándolo todo; el
registro, la construcción
gramatical, el sentido y considerar
si lo que hemos escrito realmente
expresa lo que queremos
decir. Escribir es un trabajo
de ocho horas diarias en el que la
inspiración sólo equivale a
quince o veinte minutos
maravillosos. El resto es
trabajo muy complicado tachando,
eliminando ideas superfluas,
adjetivos redundantes e
innecesarios y rescribiendo lo que
hicimos en nuestro dulce momento de
inspiración. Ello no implica
que los genios de la literatura no
sean capaces de escribir sin tanto
trabajo pero no es debido a que
tengan más inspiración sino a que
su labor de revisión sea menos
dolorosa porque escriban de una
forma más efectiva. Si nos
detenemos a leer la biografía de
grandes escritores encontraremos
muchos momentos de esterilidad
imaginativa y que muchas novelas
que nos parecen geniales hayan
tardado años en plasmarse en un
manuscrito digno de ser publicado.
¿Qué
tipo de libros constituían tus
lecturas juveniles? ¿Veías
mucha televisión?
Julio
Verne, Walter Scott, R.L. Stevenson,
Dickens, Salgari, Rice Burroughs,...
lo normal de la literatura juvenil.
Solía ver bastante televisión
cuando la televisión merecía la
pena. Antes había
retransmisiones de obras de teatro,
sesiones de cine y otros programas
que, por lo menos,
entretenían. Eso ya no
existe y, por tanto, me limito a
ver alguna que otra retransmisión
deportiva, las noticias y poco
más. El exceso de publicidad
y los programas de mal gusto me han
quitado el interés. Además,
me quedan muchos libros por leer y
muchas cosas gratificantes por
hacer para perder el tiempo con ese
tipo de televisión.
¿Cómo
fue evolucionando tu interés por
la literatura?
Creo
que fue una combinación muy
afortunada de muchas cosas.
Por una parte, tuve la suerte de
tener muy buenos profesores.
Profesores a los que se les notaba
el placer de enseñar y que, más
que ordenar, te sugerían que
leyeses tal o más cual libro o
autor. También tuve la
oportunidad de conocer y conversar
con varios autores sobre el oficio
de escribir y aprendí de ellos que
cualquier persona, si lo desea,
puede llegar a escribir y
bien. Es decir, me pusieron
ante el reto de que yo también
podía hacerlo. Y, por
supuesto, en mi familia siempre
existió el placer por la lectura y
la escritura. Todavía
conservo muchos poemas y escritos
que me solía mandar mi abuelo como
una forma de divertimento
literario.
¿Tenías
preferencia por leer en español o
en inglés? ¿Cuál es la
diferencia, o la preferencia, si es
que existe?
Ninguna.
La diferencia o preferencia se
basaba en mis conocimientos
idiomáticos. La gran ventaja
de saber varios idiomas te permite
poder leer a los autores en su
idioma original. Por muy
buena que sea la traducción de un
libro, nada es comparable a
escuchar la palabra concebida por
el autor. Las palabras y las
construcciones gramaticales, aunque
similares, no terminan de expresar
lo mismo en una traducción.
Siempre se pierde algo de la
sutileza, el acervo cultural y el
particular sentido que le quiso dar
el autor a una idea en
concreto. Es algo parecido a
la música. La misma
partitura puede ser interpretada de
forma distinta por dos músicos
pero siempre nos quedará la duda
de cómo quiso interpretarla el
compositor. Esta misma
entrevista si la lees en español y
en inglés, suponiendo que conoces
ambos idiomas, podrías comprobar
que la idea en ambas tiene cierta
entonación que las hace distintas
aún expresando lo mismo.
En
el colegio, participaste en muchas
actividades deportivas y
artísticas. ¿En qué
actividades deportivas estuviste
involucrado? Tengo entendido
que jugabas al baloncesto.
¿Cómo conseguías jugar no siendo
una persona de gran estatura
física?
¡La
juventud es osada! No, la
verdad es que siempre me han
apasionado los deportes de equipo y
utilizar la inteligencia al
practicarlos. Es cierto que
muchos de ellos se han convertido
en deportes mucho más físicos que
inteligentes pero tampoco los he
practicado a nivel profesional, con
lo que siempre hay más espacio
para que personas que no cumplen el
canon establecido puedan
jugarlos. Mi dedicación a
los deportes del colegio fue debida
más a la camaradería reinante que
otra cosa; aparte de cumplir con el
sentimiento atávico de pertenencia
a un grupo. Así, además del
baloncesto, fui jugador en el
equipo de fútbol y en el de
béisbol.
Cuéntame
de tus actividades teatrales.
¿Qué es lo que más te atraía de
participar en las obras de teatro
del colegio? ¿Cuáles te
gustaban más, las obras en habla
inglesa o las obras en
castellano? ¿En qué
tipo de obras participaste?
Insisto
en la idea que muchas actividades
escolares se hacen por el espíritu
de camaradería y por el interés e
ilusión de los profesores.
Si, encima, ello te produce placer
y, no nos engañemos, un
engrandecimiento de tu ego,
entonces te vuelcas
apasionadamente. A mí
personalmente me daba igual en qué
idioma estuviera la obra. El
subirte a un escenario, moverte por
él, controlar los nervios, intuir
al público prestándote toda su
atención y reaccionar ante tu
actuación tenían un efecto
embriagador. Por eso hice de
todo, cómicas, dramáticas,
antiguas, contemporáneas... me
daba igual. El teatro es
universal y el tipo, el registro o
la época son recursos del autor,
no del intérprete. El
intérprete sólo tiene que
ajustarse a los recursos del autor
de la misma forma que los
ciudadanos se ajustan a la ley.
¿Qué
cosas te gustaban hacer cuando no
estabas en el colegio?
Me
gustaría contestar algo sublime
como que me pasaba las horas en el
Museo del Prado o que no salía de
la Biblioteca Nacional pero
mentiría. Solía hacer las
cosas que hacían los colegiales de
la época como reunirse en grupo,
ir al cine, a fiestas y alguna que
otra maldad de adolescente.
Lo que no hacía era perder el
tiempo en comportamientos ociosos
que no aportaban nada a mi
desarrollo como persona. Me
asusta mucho la actitud de la
juventud de hoy en día que utiliza
el alcohol y las drogas como su
forma de evasión y
divertimento. En esto todos
somos culpables. Deberíamos
fomentar la diversión sana y el
interés por visitar las cosas
maravillosas que toda ciudad o
región puede ofrecer. Es
triste pero se cumple en todo el
mundo que las personas de una
ciudad son las que menos visitan
las maravillas que se encuentran en
su localidad. Es más
sencillo encontrar un japonés que
haya estado en el MOMA (Museo de
Arte Moderno, en Manhattan) o un
español que conozca la Muralla
China que un neoyorquino o un
chino.
¿Cuáles
son tus autores favoritos?
¿Qué es lo que más te gusta de
ellos?
Yo
no tengo autores favoritos.
Creo que todos tienen algo
inteligente que decir. Puede
que no compartamos sus puntos de
vista pero eso no es un problema
del autor sino del lector.
Además, es muy interesante
comparar los estilos de cada
uno. Unos suelen ser densos y
rebuscados, otros más ligeros y
directos... creo que, poco a poco,
conforme los vas conociendo, te
decantas más por unos que por
otros. Si por ello
distinguimos a los favoritos,
entonces tengo varios pero tampoco
soy de los que se leen toda la
bibliografía de un único
autor. Es más, si lo
intentas descubrirás que no todos
sus libros son buenos ni suscitan
el mismo interés. Al llegar
a este punto me pregunto: ¿Deja
por ello de ser un autor
favorito? Yo creo que no.
¿Prefieres
escribir en inglés o en
español? ¿Qué tipo de
literatura haces?
Suelo
escribir mucho más en
español. Personalmente
pienso que se presta a mayores
sutilezas por la riqueza y variedad
del lenguaje. El inglés
dispone de menos sutilezas y es
mucho más alegórico en su afán
por enriquecerse. También es
posible que me exprese mejor en un
idioma que en otro y éste sea el
español. La verdad es que
nunca me he parado a pensarlo,
simplemente me dedico a escribir en
un idioma o en el otro porque así
me vino la inspiración. En
cuanto al tipo de literatura, mi
favorita es la novela ya que mi
estilo requiere escribir a lo largo
y ancho del papel, utilizar
innumerables personajes y engordar
la trama principal con varias
tramas colaterales. Mis
relatos e historias cortas carecen
de la ligereza que dicha técnica
requiere. Yo soy incapaz de
reproducir un mundo en dos páginas
mientras que O. Henry lo hacía en
dos párrafos. Sin embargo, y
esto es curioso, me siento muy
cómodo escribiendo poemas de verso
libre en inglés.
¿Cuándo
comenzaste a interesarte por el
Arte?
De
toda la vida. Tuve la suerte
de contemplar las obras de los
grandes maestros de la pintura, la
escultura y la arquitectura desde
muy joven. Mi primer
encuentro con el gótico fue a los
doce años y a los catorce ya
había visitado la Capilla Sixtina
y había tocado con mis propias
manos al Moisés de Miguel Ángel y
contemplado su David. He
estado en el Partenón y en el
museo del Louvre y en el
Prado. He visitado Versalles
y Stonehenge... La lista
podría ser interminable. Mi
última experiencia es haber estado
en el castillo de Drácula en los
Cárpatos.
¿Qué
fue lo que te inspiró a escribir
tu colección de relatos sobre
cuadros famosos?
El
detonante fue una portada bastante
curiosa de una revista que cayó en
mis manos. Anunciaba la
exposición de La Mujer en la Obra
de Goya que se exhibía por
aquellas fechas en el Museo del
Prado en Madrid. Después de
ver la cubierta sentí la necesidad
de escribir un relato sobre Goya y
su Maja Desnuda. Le enseñé
el relato a Luisa Masó, una gran
amiga e hija de un famoso productor
cinematográfico español, y
estuvimos hablando sobre el tema y
lo interesante que sería escribir
una serie de relatos alrededor de
cuadros famosos. Conforme lo
hacíamos me vinieron otras dos
historias a la cabeza y un mes más
tarde, me planteé la colección
ajustándola a una serie de
premisas. Me ceñiría a
relatar sobre pintores españoles a
lo largo de la historia, escogería
una obra representativa del artista
y escribiría la historia que la
pintura me sugiriese.
Obviamente, debía respetar la
historia y los hechos pero me
permití cambiar ciertas cosas de
manera que lo contado en el relato
ni pudiera negarse ni
aseverarse. Más tarde
decidí incorporar otros pintores
menos conocidos del gran público
como contribución a la difusión
de sus obras.
¿Qué
otras actividades practicas en tu
tiempo libre?
Suelo
montar mucho a caballo con mis
hijos.
¿Qué
consejo les darías a jóvenes o a
adultos que tiene que enfrentarse a
grandes cambios en su vida?
Que
piensen mucho las cosas importantes
que van a hacer y que no les falte
el coraje para hacerlas. Es
preferible arrepentirse de algo que
se ha hecho, dentro de un orden,
claro, que lamentarse de algo que
tenían que haber hecho y no lo
hicieron.
¿Tienes
alguna frase, dicho o pensamiento
que te inspire particularmente?
Innumerables,
pero el otro día me encontré
leyendo algo que me impactó
mucho. Decía más o menos
así:
"Una
de las trampas de la Vida que
descubrí fue la de poner el sueño
al alcance de la nostalgia, de
hacerme creer que el tiempo ha
robado lo que nunca tuve y que la
sensación de plenitud va siempre
unida a un cierto sentimiento de
pérdida. Vivir con miedo es
la peor de las miserias y el peor
pecado que se puede cometer contra
la Vida."
http://imagiverse.org/espanol/index.htm
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