Entre esos buenos pianistas salidos de nuestras escuelas de arte uno que brilla con luz propia es sin dudas Aldo López-Gavilán, alguien que tiene la rara virtud de desempeñarse por igual tanto en la “música culta” como en la popular. Es así que lo mismo lo podemos encontrar ejecutando la “Sonata en re mayor” de Domenico
Scarlatti, con una interpretación en la que se destaca la coherencia de las intenciones, con un toque diríase que seco y puntual, o acompañando a Santiago Feliú en una banda en la cual el formato y el discurso melódico armónico resulta esencialmente
rockero.
Graduado del prestigioso conservatorio Trinity College of
Music de Londres, este joven pero ya eminente pianista nació en 1979 en el seno de una familia musical. Aldito debuta cuando apenas era un niño de doce años de edad en un concierto en el que actúa como solista junto a la Orquesta Sinfónica de Matanzas. Recién cumplido los 17, se presenta por primera vez con la Sinfónica Nacional. Su vocación por lo popular lo lleva a que a la par de continuar su carrera como concertista, prosiga desarrollando sus habilidades en el campo del jazz.
Quizás
por su magistral dualidad en las llamadas música culta y
popular, los que le conocíamos de antemano no nos
sorprendimos en el Cubadiscos correspondiente al 2000
cuando el joven compositor e intérprete obtuviese tres
galardones en el certamen: el Gran Premio del evento, el
Premio de la categoría de jazz y el Premio a la ópera
prima por su CD En el ocaso de la hormiga y el elefante.
Aunque dicho CD ha tenido una muy escasa promoción en
nuestros medios, creo que resulta uno de los mejor
facturado en la discografía cubana de los últimos años. |
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Durante la celebración de la XIX emisión del Festival de La habana de Música Contemporánea, organizado por la Asociación de Músicos de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en coordinación con el Instituto Cubano de la Música durante el pasado mes de octubre, quienes gustamos del arte de los sonidos ordenados en su variante de corte
propositivo, ésa que no se amarra a los esquemas de las modas aunque con ello sepa que sólo ha de ser consumida por reducidas minorías, tuvimos la extraordinaria oportunidad de volvernos a encontrar con la siempre inquietante propuesta creativa de Aldo López-Gavilán Junco.
Pero esta vez él no se presentó como solista sino como miembro de un proyecto denominado
Stream-X, una sui generis idea que naciera allá por el 2002, cuando Aldito andaba por los pasillos y las aulas del Trinity College of Music de Londres. El concierto, celebrado el viernes primero de octubre en la sala principal del teatro Amadeo Roldán, sirvió para que conociéramos por acá de esta propuesta musical, bastante inusual tanto por su formato como por los ingredientes musicales que la conforman. En
Stream-X, además de Aldito, figura el pianista alemán Ingvo
Clauder, un antiguo compañero de clases en la capital del Reino Unido. Para la presentación como parte de los 18 conciertos programados en el Festival de La Habana de Música Contemporánea, al dueto de pianistas se le unió el percusionista Ruy
López-Nussa, de un reconocido historial en agrupaciones como la de Pedro Luis Ferrer, Estado de Ánimo y Temperamento.
El concierto de este trío dio una muestra de los nuevos territorios por los que empieza a moverse cierta zona del jazz hecho por cubanos y que tiene como principal objetivo deslindarse un tanto de los cánones del llamado jazz latino o jazz afrocubano, como algunos prefieren llamarlo. Por eso, en el repertorio de
Stream-X encontramos en lo fundamental una propuesta que indaga en diversas culturas musicales, para entregar un producto que apuesta por la hibridación en su sentido más amplio. En correspondencia con tales preceptos, no se limitan únicamente al lenguaje del jazz sino que apelan a técnicas contemporáneas de la música de vanguardia y así, generan toda clase de sonidos, incluso hasta los que convencionalmente podríamos considerar como ruidos. En el camino de utilizar junto a la libre improvisación o a raíces ritmáticas de origen afrocubano también otros recursos, apelan al empleo de técnicas procedentes del ámbito de la música clásica y uno percibe elementos del
aliatorismo, que estuviera tan en boga en Cuba durante las décadas de los sesenta y setenta gracias a figuras como Leo
Brouwer. No sin razón la nota promocional de la presentación de
Stream-X catalogaba al proyecto como una inventiva poderosa, algo que verificamos los asistentes a la sala Amadeo Roldán el viernes primero de octubre en la noche.
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Ahora, para felicidad de quienes amamos el buen jazz, el
pasado sábado 27 de noviembre, Aldo fue protagonista de
uno de los conciertos más impresionantes que se han dado
en Ciudad Habana en lo que va de año. La presentación
tuvo lugar en la sala teatro de Bellas Artes y para la
ocasión,, el notable instrumentista armó una banda de
respaldo, integrada por jóvenes pero talentosos músicos
como él. Fueron ellos, el bajista Néstor del Prado (muy
activo últimamente en diversas formaciones), el batería
Frank Durán, el extraordinario saxofonista Roberto Martínez
(alguien que cada día toca mejor) y las vocalistas Diana
García y Diana Fuentes. |
Lo interesante de la presentación estuvo dado, sobre todo, por el corte de la propuesta, muy inusitada en nuestro medio, que por lo general enfatiza en el jazz afrocubano. En esta función no hubo nada de eso. El repertorio que López-Gavilán nos presentó en Bellas Artes, se movió sin ningún prejuicio por los aires del mejor
jazz-rock, el smooth, el free e incluso, por temas de un claro perfil sinfónico. Las piezas ejecutadas, pertenecientes en su totalidad a la autoría del pianista, iban desde un enfoque en el que prevalecía una dulce ternura, pasando por lo reflexivo, hasta llegar a la más absoluta agresividad del discurso al improvisar.
Confieso que fui tremendamente feliz al comprobar cómo el nutrido público que concurrió a la sala y que tuvo que sentarse hasta en los pasillos se sentía identificado con un trabajo tan transgresor como el de Aldito y que rompe los compartimentos estancos a los que los patrulleros de la tradición permanecen aferrados. Lamenté que no hubiese un programa de mano, por simple que fuese, para conservarlo como recuerdo y saber el título de composiciones que desde ya, por lo menos para mí, resultan memorables.
Así pues, conciertos como el llevado a cabo por Aldo López-Gavilán Junco en el Festival de La Habana o este del pasado sábado 27 en Bellas Artes, evidencian el cierre de las
otroras fronteras entre lo culto y lo popular y ponen de manifiesto las nuevas ideas que hoy se abren paso en la Música Cubana Alternativa, cuando el talento se impone.
Cortesía
de "Los que Soñamos por la Oreja"
Boletín
de Música Cubana Alternativa
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